Las exhaustivas regulaciones de inspección aduanera de México desencadenan una crisis de supervivencia, con el sistema de comercio exterior enfrentando el riesgo de paralización.

La aduana mexicana implementa la inspección 100% (1)

En un simposio reciente organizado por la Asociación de Ejecutivos de Comercio Exterior de México, los expertos participantes dieron la voz de alarma de manera unánime: a medida que avanza y se implementa el nuevo Código Aduanero, el requisito obligatorio de “inspección exhaustiva” de las mercancías importadas está llevando al sistema aduanero mexicano al borde del colapso operativo.Los expertos hicieron hincapié en que, sin mecanismos científicos de evaluación de riesgos, sin un apoyo adecuado en materia de infraestructura y sin directrices operativas claras, la aplicación forzosa de las denominadas “inspecciones del 100 %” no solo contraviene los principios fundamentales de la facilitación del comercio internacional, sino que también corre el riesgo de sumir a todo el aparato aduanero en un estado de “parálisis silenciosa”.

Una vez que se implemente esta política, los años de progreso de México en la mejora de la eficiencia operativa de los puertos, la reducción de los tiempos de recogida de carga y la disminución de los costos logísticos podrían verse socavados. Todo el ecosistema del comercio exterior se enfrentará a graves desafíos.

Impacto fatal: las inspecciones exhaustivas obligatorias desbordan la capacidad operativa de la zona regulada.

En el simposio, numerosos expertos dirigieron sus críticas directamente al muy polémico artículo 42 de la nueva Ley de Aduanas. Esta disposición amplía significativamente las facultades de inspección y el ámbito de aplicación de las autoridades aduaneras sin proporcionar los recursos ni el apoyo procedimental correspondientes, y se considera que podría ser la gota que colme el vaso y desborde las zonas de supervisión portuaria.

Tomando como ejemplo el puerto de Manzanillo, uno de los más grandes de México, Saira Padia, presidenta de la Zona de Supervisión Aduanera, lanzó una severa advertencia: las nuevas regulaciones exigen una precisión casi milimétrica en la inspección de cada envío, lo que socavará por completo el actual mecanismo de muestreo basado en el riesgo.Además, destacó que, anteriormente, las aduanas empleaban un enfoque de muestreo selectivo, similar al de un maestro que solo inspecciona a los alumnos que muestran un comportamiento sospechoso; sin embargo, la nueva legislación exige “examinar a cada alumno de forma individual”, una práctica totalmente inviable en la realidad.

Si esto se implementara, las decenas de miles de contenedores que llegan diariamente al puerto de Manzanillo se verían obligados a someterse a un minucioso escaneo individual con rayos X, con resultados sin errores obligatorios. Un proceso tan intensivo e ineficiente provocaría directamente la congestión del puerto y la acumulación de carga. Para los transportistas que manejan carga urgente, las inspecciones han sido históricamente el mayor punto de riesgo, siendo habituales los retrasos de varios días por contenedor.Una regresión sistemática a medidas de control exhaustivas multiplicaría la duración del almacenamiento de la carga. Dada la limitada capacidad de procesamiento de la zona regulada, esto podría acabar provocando que decenas de miles de contenedores quedaran varados o incluso abandonados. El caso citado por Padilla, en el que 15 000 contenedores del puerto se convirtieron en “chatarra”, sirve como un vívido y crudo anticipo de esta crisis.

Desequilibrio de responsabilidades: los agentes de aduanas atrapados en el dilema de la “asimetría entre autoridad y responsabilidad”.

Las nuevas regulaciones no solo han causado confusión operativa, sino que también han creado importantes desigualdades en la asignación de responsabilidades. Varios representantes de la industria han señalado que los agentes de aduanas se han visto sobrecargados con responsabilidades y obligaciones que exceden sus capacidades, lo que les ha llevado a operar de forma aislada bajo la nueva política.

Según la nueva normativa, los agentes no solo deben seguir cumpliendo con sus obligaciones en materia de declaración de aduanas, sino que también deben asumir toda la responsabilidad del cumplimiento, incluso aplicando sanciones cuando surgen problemas, lo que los convierte, en la práctica, en una figura con una triple función que combina la de declarante de aduanas, responsable de cumplimiento y agente de control. Sin embargo, no tienen ni la autoridad para examinar minuciosamente la información sobre el origen de las mercancías ni la capacidad para verificar la autenticidad de todos y cada uno de los documentos presentados por los importadores.

Si se detectan discrepancias en las declaraciones o la documentación, los agentes serán los principales responsables y se enfrentarán a multas sustanciales e incluso al riesgo de que se les revoque la licencia. Esta mayor responsabilidad provocará inevitablemente un aumento de sus tarifas por servicios, lo que significa que se espera que tanto los gastos de agencia como los costos de cumplimiento normativo aumenten en consecuencia. En última instancia, estos gastos se repercutirán en los importadores.

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Datos en hibernación: el sistema recibe información, pero no realiza un análisis eficaz.

Bajo los lemas políticos que enfatizan el control, la trazabilidad y la digitalización, la Administración Tributaria Mexicana ha revelado deficiencias críticas en el procesamiento de la información durante la implementación real.

Los representantes de la Federación Internacional de Asociaciones de Transitarios han puesto de manifiesto una contradicción fundamental: a pesar de las continuas exigencias de la SAT para que las empresas presenten datos cada vez más detallados, el sistema aduanero no ha logrado realizar un análisis de inteligencia eficaz ni una clasificación de riesgos de la información obtenida.El resultado es que las empresas soportan importantes costos de cumplimiento para satisfacer los requisitos de presentación de datos sin ver las mejoras correspondientes en la eficiencia del despacho de aduanas. En cambio, la incapacidad del sistema para utilizar los datos de manera adecuada da lugar a frecuentes inspecciones duplicadas y procedimientos redundantes, lo que ralentiza aún más el ritmo operativo de toda la cadena de suministro.

¿Quién es el principal responsable de la autenticidad de la información?

David García, presidente de la Confederación Patronal de la Industria, Comercio y Servicios de México, citó durante la reunión un caso especialmente ilustrativo: un contenedor que había pasado la aduana sin problemas tras presentar un certificado de origen falso, ya que estaba cargado con sacos de arena en lugar de materiales de cobre. La causa fundamental de estas prácticas fraudulentas radica en que los importadores, como principales responsables de la información sobre las mercancías, proporcionan declaraciones falsas o inexactas.Los agentes de aduanas solo pueden proceder basándose en la documentación presentada, ya que no tienen capacidad para inspeccionar físicamente todos los contenedores.

Si bien esta reforma aduanera se dirige principalmente a los agentes con sus medidas reguladoras, en última instancia serán todos los importadores quienes sufran las consecuencias. Los importadores deben reconocer que ya no pueden confiar plenamente en que los agentes “se encarguen de todo”, sino que deben garantizar de forma proactiva la exactitud y el cumplimiento de la información, como las descripciones de las mercancías, los códigos arancelarios y los certificados de origen. De lo contrario, si su agente se enfrenta a sanciones o suspensiones por problemas con la declaración, todas las mercancías asociadas quedarán bloqueadas.

Conclusión: La disminución de la eficiencia ya no es una retórica alarmista; reforzar el cumplimiento normativo se ha convertido en una prioridad urgente.

La reforma de la Ley de Aduanas de México está precipitando riesgos sistémicos, ya que las inspecciones exhaustivas obligatorias crean una fuerte contradicción en un contexto de infraestructura portuaria obsoleta y capacidades de análisis de datos ineficientes. Esta situación plantea un riesgo significativo de paralizar las operaciones aduaneras.Ante esta grave situación, todas las empresas que comercian con México deben actuar con rapidez para reforzar sus sistemas internos de cumplimiento y anticiparse al importante aumento de tiempo y costos financieros que probablemente se derive de la intensificación de las inspecciones. Esto ya no es solo una opción para responder a la nueva política, sino una necesidad vital para mantener la seguridad de la cadena de suministro.

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